Es en estos momentos cuando me doy cuenta de que definitivamente no es esto lo que quiero para mí. Precisamente es en estos momentos cuándo deseo acelerar el tiempo, o simplemente adelantarlo… Hacerlo hasta aquellas épocas que tanto añoro, a aquellos instantes que yo deseo vivir; a aquellas fracciones de tiempo que sé que perdurarán para siempre en mí. Pero las cosas sencillamente no son así. La vida no es una película que se pueda rebobinar o adelantar. Afortunada o desafortunadamente tenemos que vivir en un “presente” que realmente no existe (¿Habían pensado alguna vez que el presente no existe?), tenemos que acomodarnos a las sorpresas y obstáculos que diariamente se nos presentan, y tenemos que aprender a vivir con esto… A pesar de esto, hay momentos en que desearía que todo fuera más sencillo. Que la vida fuera de un momento para otro más mágica, más surreal. Que todo cuanto deseo se hiciera real súbitamente. Que las cosas a mi alrededor se compaginaran para hacerme feliz. Que las cosas inalcanzables se vuelcan alcanzables… Sin embargo, este mundo “perfecto” no existe. Lo queramos o no, el mundo es como es y punto. Las cosas cumplen una función, sin importar lo que esta pueda afectar otras situaciones… Y sonará extraño, o quizá no tanto, pero aunque deseo cosas totalmente diferentes, me gusta mucho el mundo tal cual es, con sus dificultades y obstáculos, con sus barreras… Si el mundo fuera como lo imagino, todo sería extremadamente sencillo, seriamos más conformistas. No lucharíamos por nada, porque ya todo lo tendríamos sin esfuerzo… Agradezco muchísimas cosas, agradezco cada palabra, frase, día, persona, que me ayuda a crecer diariamente. Agradezco a mi razón, que me permite tener metas claras y me permite hacerme una idea de lo que será mi vida en unos años… Y agradezco a la vida misma, por ponerme las cosas difíciles, ya que estoy seguro de que esto hará que cuando logre mis sueños, me sienta mucho mejor, de no haberlos obtenido fácilmente.
Brandon L